sábado, 19 de febrero de 2011

Mateo Kovacic, el Messi croata


Cerca de fichar por el Arsenal y con sólo 16 años a Mateo Kovacic ya le comparan con el astro argentino en su país

Lo dicen sus técnicos, sus amigos, la prensa que le ve diariamente en su equipo, el Dinamo de Zagreb, y hasta antiguas estrellas croatas, Mateo Kovacic tiene un futuro espléndido. Para muchos es la gran esperanza para que el fútbol croata vuelva a destacar en las principales competiciones continentales.

Tras el tercer puesto en el mundial de Francia de 1998 la selección blanquiroja no ha cumplido las expectivas. La excepcional generación formada por Zvonomir Boban, Davor Suker, Robert Jarni, Aljosa Asanovic o Robert Prosinecki es seguramente irrepetible, pero los croatas conservan la esperanza de volver a la élite.

El último talento surgido del país fue Luka Modric, pero él sólo no pudo hacer frente a lo que de ese equipo, dirigido por Slaven Bilic, se esperaba en el último mundial.

Le llaman ‘el Messi croata’, y eso pese a ser un adolescente. Kovacic ha causado sensación por su velocidad, su gran técnica y por la facilidad para llegar al gol, pese a ser un centrocampista.

Todos los que lo han visto en directo le han dedicado los mayores elogios posibles. De hecho, cuando no tenía más que trece años muchos grandes de Europa como Bayern de Munich, Ajax, Inter o Juventus comenzaron a fijarse en él y ahora con 16 está acaba de dar el salto al primer equipo de Zagreb. Él eligió no ir a ninguno de estos grandes europeos para continuar su formación.

Y es que sus padres decidieron mudarse a la capital croata cuando era solamente un adolescente. Curiosamente Kovacic nació en Linz, aunque desde siempre ha jugado para Croacia.

Por cierto, uno de los mayores buscadores de talentos de Europa, Arsene Wenger, está totalmente enamorado de su juego. Por eso hace menos de un mes el Arsenal ofreció 8 millones de libras por sus servicios y los de su compañero Sime Vrsaljko. No ha habido acuerdo pero en el mercado invernal la intención del inglés es no dejar que se le escape.

El que se lo lleve tendrá un activo increíble en sus filas, a largo plazo seguramente una estrella, sólo es cuestión de tiempo que el mundo le conozca disfrutando con el balón en los pies.

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