miércoles, 16 de marzo de 2011

Thievy ocupó la taquilla de Tamudo y durmió en la residencia


Faltaban apenas tres minutos para llegar al 90’, la victoria ante el Deportivo estaba en el bolsillo y la afición estaba feliz. Cornellà se puso en pie para despedir como era debido a Verdú, que había vuelto a noquear a su exequipo, y entonces pisó el césped Thievy... y la ovación fue sorprendente. El chaval, decimosexto debutante en Primera de la ‘era Pochettino’, ha entrado con buen pie. Buena señal.

Hacía hora y media que había acabado el partido, y Thievy Bifoum conservaba todavía la sonrisa en su cara. Pochettino le hizo entrenarse tras el encuentro con el resto de suplentes, convocados y jugadores en la recta final de su recuperación. Tenía prisa, pero no porque no le apeteciera explicar las sensaciones de su debut, simplemente le esperaban para llevarle a la residencia donde, como cada noche, tenía que dormir junto a los otros chavales que sueñan con debutar algún día en la elite. Algunos, como este francés de Saint-Denis de origen camerunés, ya lo han conseguido.

De lo que todavía menos futbolistas pueden presumir es de haberse cambiado en la misma taquilla que la temporada pasada ocupó un mito del espanyolismo, Raúl Tamudo, y que había quedado vacía desde la marcha de Dídac al Milan. Ahí, al lado de donde se cambian Iván de la Peña y Luis García, Thievy fue imaginando que podía ser un día grande. Sus compañeros, cómo no, le arroparon y le animaron a lo largo de toda la concentración, pero “más que consejos, me han hecho bromas, y eso me ha permitido bajar la presión”.

Salió tranquilo y pese a los pocos minutos, tuvo tiempo de dar destellos de sus virtudes. Pochettino le puso en punta, pero él comentó que “en el filial y en el juvenil juego en la mediapunta y por la banda”. Y es que aunque tiene olfato goleador –en el juvenil suma seis tantos–, le gusta más darlos: “Soy más de asistencias que de marcar goles”.

Llegó procedente del Estrasburgo para probar suerte en el ‘draft’ y de todos los que se presentaron, sólo se quedaron dos. Uno de ellos, Thievy, la nueva perla de Pochettino. El técnico le dio la oportunidad, pero él se queda con la gran respuesta de la afición. “Estoy muy feliz, pero más que por jugar por el cariño que recibí del público”, explicó el canterano, quien reconoció que “nunca me habría imaginado debutar en un estadio como Cornellà. Es un sueño jugar a este nivel”. Fue poco rato, es cierto, pero para Thievy, el suficiente “para sentirme profesionalí”.

Tras pasar con éxito la ‘operación triunfo’ del ‘draft’, Thievy firmó un contrato no profesional para las próximos cuatro temporadas. Tendrá tiempo suficiente para aprender a hablar castellano con mayor fluidez. Ahora, sólo lo chapurrea y se explica en su idioma, el francés, pero sobre todo, dará qué hablar en el terreno de juego.

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