sábado, 31 de diciembre de 2011

Oriol Romeu, el vecino de Mata que ha hecho de Londres su hogar


Londres es una ciudad amable con los valientes y Oriol Romeu lo es, como en su día también lo fue Cesc Fàbregas lo es. El de Ulldecona lleva muy pocos meses viviendo en la capital de Inglaterra, pero ya es prácticamente un `citizen¿ más. No le ha costado demasiado adaptarse, porque en lo único que piensa es en el fútbol, en aprovechar una oportunidad única para convertirse en lo que, poco a poco, ya empieza a ser: un futbolista de los pies a la cabeza.

Para él, son secundarios temas como el idioma, el tráfico, el clima o la comida. A él lo que le importa es el balón. De hecho, el mayor impacto que tuvo al llegar a Londres no estaba relacionado ni con la conducción por la izquierda ni con el inglés, sino con el hecho de jugar cada tres días, algo que aún no había vivido nunca. “Es una locura, pero al mismo tiempo agradable. He venido aquí para jugar al fútbol, a hacer lo que me gusta, así que...”, define el centrocampista.

Romeu vivía hasta hace un mes en un hotel, aunque ahora ya lo hace en un piso en cuyo bloque reside también Juan Mata, con quien pasa la mayor parte del tiempo. Ambos se levantan sobre las nueve de la mañana y se dirigen en el mismo vehículo hacia la ciudad deportiva del Chelsea, que está a una media hora.

“Ahora me costaría conducir por la derecha”, reconoce el exblaugrana, pese a que el primer día que se puso al volante pensó que le sería imposible adaptarse. Tras almorzar en las instalaciones del club, antes del entrenamiento toca aprender inglés. Romeu y Mata asisten a clase en la misma ciudad deportiva y el de Ulldecona mejora día a día. Comen antes de dejar el club y tienen toda la tarde libre hasta el día siguiente.

El problema es que “a las cuatro ya no hay sol y parece que el día se haya acabado”, y quizá es lo único a lo que aún no se ha acabado de acostumbrar. No le importa si hace frío o calor, si llueve o está nublado, aunque la sensación de que el día es más corto es algo que aún le pesa. Intenta hacerlo más largo en casa, viendo una película, jugando a la Play, o, de vez en cuando, “haciendo de turista” por el centro de Londres con Mata. Allí le gente no les agobia: “Son muy respetuosos. Creía que era porque nadie me conoce, pero a Mata le pasa lo mismo y es campeón del mundo”.

De vez en cuando, recibe la visita de sus padres, su hermano y su novia, quienes ya lo han visto jugar varias veces. Cada vez que regresan a Catalunya lo hacen tranquilos, porque sienten que es feliz. De ello también se cuidan los veteranos del equipo como Terry, Drogba Lampard o Essien, al que admira desde mucho antes de vestir la camiseta del Chelsea, “Todos me preguntan si necesito algo, cómo estoy, si todo va bien... se preocupan mucho”, explica.

También lo hace Villas-Boas, un técnico que apuesta fuerte por un Romeu al que aún le queda mucho por aprender, pero que cada día es mejor futbolista. “Hay que fijarse en cómo reaccionan los compañeros que llevan mucho tiempo en esto con cada situación, cómo entrenan...”. Oriol Romeu disfruta del fútbol y de la Premier: “Es muy bonito jugar aquí, es la hostia. Notar el calor de tu afición y ver cómo animan las rivales es un espectáculo”, reconoce.

¿La comida? “No soy escrupuloso y está mejor de lo que me habían dicho”... Solo le interesa el fútbol. Ése es el camino.

Sport.es

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