Milla siguió con especial atención el entrenamiento de los suplentes ayer en Silkeborg. Por la cabeza del seleccionador ha pasado estos últimos días la posibilidad de hacer alguna variación en un once inicial que tan buen rendimiento está ofreciendo desde la entrada de Muniain por Jeffren tras la primera jornada.
Los motivos serían puramente físicos, pues se entiende que sobrecargar las piernas de los futbolistas titulares puede ser perjudicial, sobre todo teniendo en cuenta que hay doce jugadores esperando una oportunidad en el banquillo y con ganas de comerse el mundo. La variación no fue posible ante Ucrania, en la última jornada de la fase de grupos, ya que se supuso con buen criterio que aquel choque abriría casi de par en par las puertas de los JJ OO. El propio Milla lo confesó en la rueda de Prensa previa al partido frente a los ucranios. Para el cuerpo técnico se trataba de una final.
Sin embargo, la victoria de la República Checa ante Inglaterra en el otro partido del grupo sirvió para aplazar el billete olímpico y ese trance deberá ser ahora superado frente a Bielorrusia. Por eso las dudas vuelven a surgir en la mente del entrenador turolense, que por una parte sabe que manteniendo el equipo se asegura la buena inercia con la que llega, pero, por otra, ve esta como la última posibilidad de que algunos de los suplentes puedan tener minutos en el torneo.
Por lo tanto, una opción es que continúe el grueso de futbolistas titulares también ante los bielorrusos, pero se salpique con algún otro futbolista de refresco como pueden ser Parejo, Capel o José Ángel. El que ayer dio el susto en el entrenamiento fue Azpilicueta, que sufrió una contractura, aunque no es grave.
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