Dentro de la constelación de futuras estrellas que forman el Barcelona B, hay una que luce con luz propia. Que desde el centro del campo hace brillar con más intensidad al resto y que destaca como si llevara toda la vida instalada en el universo futbolístico. Hablo de Thiago Alcantara.
El mediocentro culé no cesa de crecer y de deslumbrar al mundo del balón con el paso de los partidos. Su estilo de juego característico de la 'Escuela Barça' ya es una realidad y sólo el hecho de tener por delante a los mejores del mundo como Xavi, Iniesta o Busquets le impide hacer maravillas cada semana sobre el césped del Camp Nou.
El hijo de Mazinho va para alumno aventajado de su padre, el ex celtista Mazinho, y ya es difícil por el hecho de hablar de un campeón del mundo... Desde la medular, domina todos los aspectos del juego que se le deben pedir a un hombre de sus características y sobre todo, nutre de asistencias a los delanteros que tienen en él una auténtica mina.
Gracias a su capacidad para posicionarse en el campo, no cesa de recuperar balones, es complicado verle perder el esférico, rara vez sortea el cuero, lo maneja con ambas piernas y es capaz de ver los espacios que nadie percibe para facilitar el trabajo a sus compañeros de ataque. Además, con sus movimientos sobre el círculo central, siempre da una ayuda a los defensas a la hora de comenzar una jugada ofensiva.
A todos estos aspectos del juego hay que sumar su capacidad para jugar al máximo nivel tanto en el Mini Estadi ante 10.000 personas como en el Camp Nou ante unas 90.000. La confianza en sí mismo es total por ello, según parece desde fuera, los nervios no entran en su diccionario pese a su juventud.
Con todo esto, lo que parece claro es que el conjunto azulgrana sigue con la 'fabrica' de centrocampistas a toda máquina. Tras Xavi, Iniesta, Busquets y compañía, La Masía sigue dando sus frutos desde que Guardiola siguiera los pasos de un pionero Milla, eso sí, salvando las distancias entre el turolense y los nombres mencionados anteriormente...
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