Tardó menos de seis meses en superar aquella lesión, que cortó una progresión que prometía llevarle hasta lo más alto del fútbol español. Y cuando hacía apenas media docena de partidos que volvía a disfrutar del fútbol llegó el fatídico 26 de abril.
Corría el minuto 57 de un Valencia-At. Madrid de Europa League. Sergio, con el balón controlado, intenta un giro para deshacerse del colchonero Gabi. Pero su pie derecho se queda clavado en el césped mientras su rodilla gira. Y cruje. Canales se cae al suelo y gimotea. Sabe que ha vuelto a romperse. "¡Que se me acaba la carrera!" grita mientras los facultativos le atienden.
Idéntica lesión
El parte médico confirma las peores expectativas: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. La misma lesión que había sufrida en octubre.
El miércoles, a tres días de cumplirse los nueve meses de aquella lesión, Sergio Canales volvió a sentirse futbolista. Saltó al césped de Mestalla en el minuto 70 del Valencia-Real Madrid de vuelta de cuartos de Copa. Y la afición le recibió con una sonora ovación, la misma que le dedicó unos días atrás, cuando estuvo calentando sin llegar a saltar al campo.
Canales está lejos de ser el jugador que enamoró a toda España con el Racing de Santander y que tras haber disputado apenas diez partidos en Primera fue fichado por el Real Madrid. Mourinho, en su primer año, apenas contó con él y lo cedió, la pasada temporada, al Valencia. Allí sí creen en él: este verano, cuandoSergio se encontraba en pleno proceso de recuperación de su segunda lesión de rodilla, pagaron 7'5 millones al Real Madrid por su traspaso definitivo.
Ahora, el cántabro quiere devolverle a ese club y a esa afición todo el cariño y el apoyo que le han mostrado durante tantos meses. Quiere volver a ser el que fue. Aunque sólo sea porque el Valencia ha sabido esperarle.
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