Situémonos en el mediodía del pasado domingo en el Ciutat de Valencia, al filo de la una y diez aproximadamente. La comunión que se ha generado entre los aficionados levantinistas con los éxitos de los últimos tiempos está llegando casi al éxtasis.
Las alegrías se valoran más si cabe cuando la vida te ha dado algunos varapalos, y la afición del Levante sabe perfectamente lo que es sufrir. Por lo tanto, esta coyuntura les está sabiendo a gloria bendita.
Volvamos a ese momento. Se cumplía el minuto 55 del encuentro entre el Levante y el Mallorca, y la cosa no podía pintar mejor. Martins puso la primera piedra en forma de gol poco antes del descanso, y David Navarro había fortalecido la ventaja tras el paso por los vestuarios. En ese momento, Rubén García entró como una exhalación por la parte izquierda del área del Mallorca y fusiló a Aouate para provocar el delirio colectivo.
Ya no es que el Levante arrolle, sino que además lo hace con chavales de la casa. El encuentro ante el equipo balear fue un excelente ejemplo de cómo ha conseguido el club granota nutrirse de sus categorías inferiores. Seis de los 11 futbolistas que conformaban la alineación granota con la que concluyó el encuentro proceden de la cantera de Orriols: el propio Rubén García, Roger, Héctor Rodas, Ballesteros, Juanfran e Iborra. Además, otros tres que jugaron el domingo son valencianos de origen: David Navarro, Míchel y Pallardó, con pasado valencianista.
De todos ellos, el que se llevó su tarde de gloria fue Rubén García. El futbolista de Xàtiva estaba apoyado en la grada por un gran número de familiares y amigos, que vibraron con su partido y su golazo. Juan Ignacio Martínez le dio al chaval la confianza de salir en el once inicial y Rubén se la devolvió con creces.
El jugador setabense tenía clarísima hasta la dedicatoria tras el encuentro. "Tenía muchas ganas de marcar este gol, que va dedicado a mi abuela. También a mi familia, mis amigos y a Gustavo Munúa, que me ha ayudado mucho", repasaba ante la Prensa tras el encuentro.
Rubén, además, se convirtió en el jugador más joven de la historia que marca un gol con el Levante, con 19 años, cuatro meses y 26 días. El anterior era José Pons, que en 1965 marcó con 19 años, 10 meses y 13 días.
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